viernes, abril 20, 2007

De cómo ser un acomplejado edípico (Parte I)

Tenía escrito algo para publicar pero era tan pero tan carente de gracia, que me pareció casi vergonzoso darlo a conocer... y como sabemos que yo tengo una reputación que mantener (pensaste que iba a acotar algo gracioso?), me voy a ahorrar la humillación y en su lugar voy a inventar un cuento, que sabemos que con eso se zafa y a Marita le gusta... sí, a Marita dije... porque nadie más lee este blog, acéptenlo (o mejor dicho, aceptalo)! Y si vos (quien quiera que seas) sí lo lees, te va a gustar esta historia... y si no te gusta... eh... perdón.


Esta es una bonita página que he dado en titular:
Edipo Rey de Copas.

Erase que se era en una bella y lejana colonia egipcia, un joven de gran porte y riguroso frac: Cayo, rey de los Egipcios. Cayo, mujeriego incurable y fanático desaforado de la gran academia Racing Club, vivía en el palacio real con su mujer Mirta, quien haya sido precedida por su reputación que, como diría Arjona, eran las primeras seis letras de esa palabra (también era las primeras siete letras de "retrola" y las primeras veinte de "una puta de aquellas"... y sí, son veinte con espacios, no hagas la cuenta). Debido a tal reconocimiento, ella, de aspecto puro y maternal, defendía las injurias expedidas a su nombre con su expresión que era ya clásica: "Yo, casta"... dicha frase le valió el apodo, por supuesto, de Yocasta.
Cayo y Yocasta eran felices en la antigua Babilonia. Y en Egipto también... tenían una casa de fin de semana. Pasaban sus tardes con sus pajes, con sus cortesanos y bufones... y jugando a la Casita Robada.
Un día, Cayo dijo "Negra, esta noche puedo mandar al Torino por colectora?", y Yocasta le dijo "Pero vos estás mamado? La colectora está cerrada por reparaciones... o agarrás por autopista, o nada... ah, y mirá que por autopista hay peaje, eh!". Y no le quedó otra, agarró por autopista... y de esa gran metáfora automovilística, Yocasta quedó con un bombo que hizo que no puedan volver a llamarla así nunca más.
En una de esas noches de antojo, Mirta quiso comer chauchas a la pomarola... eran las 3 de la matina y Cayo realmente no tenía muchas ganas de ir a los chinos a esa hora (ah sí, en esa época los chinos abrían todo el día). Pero bue, ella vino con la típica de "Vos querés que el nene me salga baboso, deforme?" y cómo le discutís eso a tu mujer?
Así que se fue a los chinos a comprar las chauchas.
Llegado al recinto, se encontró con una amiga, Dora Culo a quien jodían todo el tiempo porque... ¿Quién puede llamarse Dora?
Resulta que Dorita era así como vidente... no, perdón, como Vicente, el kiosquero de la esquina. Vicente tenía siempre la fija... si te decía "Jugale al 32" salía el 32... si te decía "Jugale al 75" salía el 75, y si te decía que era carnaval, apretabas el pomo.
Dorita también... si te decía que mañana llovía, vos llevabas paraguas. Y bueno, Dorita le dijo a Cayo que su pibe le iba a salir medio retovado. Que en la primera de cambio le iba a clavar el Tramontina en los góbelins.
Cayo desconfiaba un poco, pero Dorita ponía tanto énfasis en detallar el espectáculo, que salió medio impresionado. Así que decidió que, apenas naciera el pibe, lo mandaría a matar y diría que se lo adoptó Madonna.

¿Qué ocurrió con el niño una vez que nació? ¿Pudo concretar su malevo plan Cayo? ¿Dorita habría dicho la verdad? ¿Mirta pudo comer sus chauchas? ¿Es verdad que si una mina que está re fuerte te ofrece sexo gratis es en realidad para drogarte, dejarte desnudo en una bañera con hielo y robarte tus riñones, pero al fin y al cabo eso te chupa un huevo porque no es nada que una operación no solucione, pero a cambio tuviste el mejor sexo de tu vida y podés presumírselo a los muchachos?

Todo esto y mucho más, en una próxima edición...

(Decí la verdad... te quedaste con la espina porque creíste que haría un chiste con lo de "pajes")