lunes, mayo 02, 2005

De cómo saludarse con cualquiera.

Salgo a la calle, camino media cuadra y me cruzo con la puerta de un edificio. Ahí, siempre firme, se encuentra el portero que, fiel a mi post anterior, seguro sabe el nombre de todos los inquilinos. Lo miro, le digo "Hola", me devuelve el saludo y sigo viaje. Paso por el parripollo de Monimar (Monica y Marcelo, creo), donde el gordo que atiende está sentado esperando la clientela. Lo veo, le digo "Hola", me devuelve el saludo y sigo viaje. ¿Cuántas veces hablé con esta gente en mi vida? ¿Una? ¿Dos? Es loca la costumbre esa que tenemos de saludar a desconocidos... más loca es esa costumbre de ir degradando el saludo conforme pasa el tiempo. Mientras que, al principio, lo saludamos con un "Hola, qué tal? Tiempo loco, no?", con el correr de los meses eso se convierte en un "Hola", para pasar a transformarse en un simple movimiento de cabeza, y morir en un "Perdón... ¿Te conozco?".
Lo que es loco también son los motivos por los cuales uno inicia esa relación con la gente. El portero éste no es mi portero, no tengo motivo real para saludarlo. Sin embargo, hace 4 años, cuando yo me iba al colegio, me lo crucé y él me preguntó "Muchacho, no sabe si hay paro de transporte hoy?". "Ni idea", le dije... y fue todo. A partir de ese momento, como ya intercambiamos palabras, ya eramos "conocidos". Cada vez que lo veo, hay un "Hola" de por medio que parece decir "Sí, sé quién sos, te ubico, pero no te hablo porque no da".
Pero así como está ese tipo, también está el "Te conozco pero finjo no hacerlo". Es aquél con el cual, alguna vez, cruzamos palabra pero él finge no haberlo hecho nunca. Entonces lo vemos venir, y ya empezamos a dudar "¿Lo saludo o no?", cada vez más cerca, y vemos que él no se presta a saludar. Entonces miramos para otro lado así tenemos la excusa de "Uh, no te ví!". Claro que, si esto pasa todos los días, es hora de que uno de los dos afloje y se saluden.
También está el saludo a la mitad, o sea, cuando uno está entre que saluda y no saluda... como no sabe la reacción del otro, entonces solo mueve la cabeza y murmura "Mñsbbs" que, a un volumen audible, asemejaría un "Hola". Si el tipo responde, perfecto, ambos saludaron. Si no responde, perfecto, yo no dije nada...
En mi caso, por ejemplo, hubo un compañero de la facultad con el cual alguna vez hablé, en un pasado remoto, y después fingí no conocerlo ni saber nada de él... claro que él respondió de la misma manera. "¿Vos cursás conmigo? ¿Quién te conoce?" y así estuvo un año. De golpe, por medio de un tercero, empezamos a charlar y llegamos al límite donde uno ya no puede aparentar no conocer a alguien. Él ahora sabe mi nombre y yo el suyo, ya está, a partir de ahora, cada vez que lo cruzo lo saludo, es un amigo más.
Es loco cómo es que vos ves gente todos los días a la que no le hablás, aunque sabes bien quiénes son... y el día menos pensado, se convierten en un... "conocido".

Fuera de tema... un post más y las historias de insectos se van de la página principal. Festejen ustedes dos, que saben quiénes son (si pueden festejar en barro, como en los viejos tiempos, mejor aún). El resto, póngase triste.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Festejar con barro como en los viejos tiempos? Que yo recuerde nunca hubo viejos tiempos con respecto a eso porque nunca hubo barro tampoco...

En fin, con respecto a lo otro, venite a vivir a mi edificio, acá saludás y no solo no te responden el saludo, sino que te miran como diciendo:"¿Quién te crees que sos que te ves con derecho a saludarme a mí, el rey del Universo?". Ya van a hacer 7 años, y todavía no me acostumbro a que me tiren esas miraditas, pero al menos con el tiempo uno aprende...aprende a hacerse ortiba y no saludar, como ellos...Malditos. Odio a mis vecinos.

Marita dijo...

Pablis, en serio, tenes que abandonar esa fantasia de una vez, te esta haciendo mal ya.

Y con respecto al saludo. La verdad que no tengo mucho para decir, excepto que no importa si es conocido, amigo o extraño, yo siempre saludo igual, gruñiendo.

Cosme Fulanito dijo...

Bueno, bueno... a mis dos niñas, quiero que sepan que, aún cuando ustedes insisten en no hacerme realidad la fantasía, yo no voy a dejar de idearla, porque de sueños vive el hombre. Algún día accederán, así tenga que dormirlas a las dos con cloroformo.