sábado, abril 29, 2006

De cómo escribir a presión

Y estoy acá, acostado en la cama recuperándome de una fiebre que me agarró así, de repente, cuando menos me lo esperaba... tengo las cosas típicas de "persona recuperándose de fiebre" al lado: Mi vasito de agua con la tira de Paracetamol al lado, la sábana tapándome el cuerpo, la taza de té ya fría, el termómetro... cuando uno tiene fiebre no hay muchas cosas que pueda hacer, puede ver TV si quiere, pero un sábado a la tarde, si no es "El auto fantástico", no hay mucho más para ver. Puede estudiar, pero... bueno, no necesito explayarme en este punto. Y puede escribir posts en el blog para que, si me van a cagar a pedos porque no escribo nunca, al menos lo hagan en un post nuevecito, y no uno que ya tiene 35 comentarios y que encima tiene una pelea con un idiota que me pide que escuche a Los Redondos (porque saber que mi amorcito me llama nene sifón te abre muchas puertas en la vida).
Me pidieron que hable del 168, pero ese colectivo lo tomé una sola vez en la vida, sin embargo, pasé una situación muy similar a la que parece que se sufre en esa línea, ayer mismo cuando volvía de la facultad en el bendito 42.
Si usted, querido lector, no lo sabe, yo curso en Ciudad Universitaria, en el Pabellón I. Por lo tanto, el 42 que me tomo, sale de allí mismo, del Pabellón II, y cuando yo me subo, viene con la gente que levantó en su parada anterior. Lástima que en esa querida parada anterior hay, por lo menos, unas 50 personas dispuestas a viajar. Entonces, la "ventaja" de subirse casi desde donde sale se convierte en una mierda. Más aún, no solo voy apretado, sino que como cualquier colectivo que salga de Ciudad necesita, por lo menos, 15 minutos para llegar a la civilización, yo sé que por los próximos 15 minutos NADIE se va a bajar, así que me tengo que bancar ese hacinamiento.
Mi consuelo, generalmente, son los puntos de intercambio, donde uno sabe que, por lo usual, se baja la mitad del bondi. En mi trayecto, estos son: Barrancas de Belgrano y Chacarita. Si no conseguí asiento para ese momento, seguro lo consigo ahí. Lástima que, así como se bajan 20 pesonas, también suben otras 20. Pero no me importa, en el interín yo logré sentarme.
Cuando finalmente llego a mi destino, en mi caso particular, me toca tomarme otro colectivo hasta casa. Acá se viene otra odisea, porque desde Acoyte y Rivadavia donde me deja el 42, hasta mi casa, tengo unos 7 u 8 bondis que me dejan... pero mi puta mala suerte hace que en ese momento solo pasen los 2 ó 3 restantes que no me sirven!
En fin, mientras espero que mi lindo auto vuelva a los ruedos (entienden? auto... ruedos... ay, esta fiebre me está matando), no me queda otra que acostumbrarme a los colectivos... o esperar que el maldito gobierno termine las obras de la línea A del subte, así puedo tomarme uno y alivianar el viaje!

Ven lo que pasa cuando me piden una actualización y a mí no se me ocurre qué decir? Para el próximo post me invento una historia, con eso puedo robar bien por un tiempito.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Sí, por fin actualizaste y con tragedias de la vida cotidiana!
Así que estás con fiebre? Yo te lo dije, tomaste frío(?)
Y no, historias por favor no...me gustan estas cosas, pero historias noooooo

Ah, sé que te interesa esto: en mis notas de Horizonte AM 810 (mi radio), hay una de Les Luthiers. Aunque yo no la hice, la hizo otra chica.

En fin, eso. Feliz día

Anónimo dijo...

Nuevas lineas de subte: la eterna espera. Cómprese un auto, deje de ser pobre, hágame el favor...

Cosme Fulanito dijo...

Y cito mi mismo post: "mientras espero que mi lindo auto vuelva a los ruedos"

Anónimo dijo...

Y cito mi mismo post: "mientras espero que mi lindo auto vuelva a los ruedos"

Los autitos Buby de la repisa no cuentan...

Cosme Fulanito dijo...

Qué autitos, abuelo?

Anónimo dijo...

Mas respeto con sus mayores...