miércoles, marzo 16, 2005

De cómo currar con el sufrimiento ajeno.

"¡¡Pare de sufrir!!" dice el único pastor brasilero del mundo, que encima no es negro, y así empieza su programa a la medianoche, que lo ve aquella gente desesperada por una solución, y que espera encontrarla a las 12 de la noche en un canal de aire cuando éste finalizó su programación, en lugar de tratar de conseguirla por medios propios, con esfuerzo y dedicación como la gente normal suele hacer. Y el tipo nos apunta a nosotros y dice "Tú, hermano, tú tienes problemas, tú sufres, tú estás preocupado, consternado, amargado" y vos te mirás al espejo mientras pensás "¿Tan mal estoy?" y te agarra esa angustia que hasta hace 5 minutos ni sentías porque estabas bailando desnudo en tu casa al ritmo de The House Is Rockin' y se te ocurrió apagarla un cachito y poner un poco de tele. El tipo no se detiene y dice "Tienes problemas sexuales, tienes complicaciones para desarrollarte en la cama, eres impotente" y te lo dice con una seguridad que realmente asusta, y vos terminás mirando para abajo, pero el amiguito se te esconde con cara de "¿Qué querés de mí?". Y es tal la convicción del pastor que vos no podés hacer menos que asentir con la cabeza y decir "Tienes razón hermano, soy tuyo, pertenezco a tu reino y sólo tu palabra me salvará." aún sabiendo que el quía está en la televisión y no te puede escuchar. Justo en ese momento, como leyendo tus pensamientos, Edmundo (porque todos los brasileros se llaman Edmundo) te dice "Hermano, si quieres comunicarte conmigo, llama ahora mismo al 0-600-SUFRO y charlamos un rato. Tan solo $3,50 + IVA el minuto, pero piensa que es para una obra de bien", cuando todos sabemos que esa obra de bien es la cancha de tenis que el tipo se está construyendo en el patiecito del fondo, para la cual ya tiene raquetas, pelotas, vincha, vendedor de Coca, Mario Bros haciendo de árbitro y a Vilas presumiendo de que es el mejor en todo.
Pero vos no, realmente estás convencido de que eso es una obra de bien y no dudas en marcar el número. "La línea está ocupada porque mucha gente quiere salvarse, por favor intente nuevamente". Volvés a marcar, rezando porque Dios oiga tus plegarias de comunicarte con alguien que te puede comunicar con Dios, tan paradójico como eso suena. "La línea está ocupada..." y la recon... no, perdona hermano, no debo maldecir o seré un pecador. Una vez más y esta vez escuchamos que llama. "Usted se comunicó con la línea de Pare de Sufrir. Si está sufriendo, pare. Si no está sufriendo, joya, sigamos". Luego de una música salvadora escuchás al mismísimo Pastor Edmundo decirte "¿Hola?". No podés contener la emoción, te meas encima, y contestás "Hola". Escuchás tu voz en la TV y pensás "Estoy hablando con el Pastor Edmundo!", te volvés a mear y el brazuca te dice "Te escucho, hermano, por favor, dime tu nombre... no, espera, no me lo digas... es Walter, verdad?". Vos mirás tu documento porque realmente no podés creer que el pastor se haya equivocado y le decís que no. "Gervasio? Roberto... Ignacio?". Finalmente le decís tu nombre pensando "Estamos a gran distancia, es posible que haya interferencia en la comunicación telepática". El Pastor mira a cámara como si te estuviera mirando a vos, sentís que desnuda tu alma con esos ojos y te tapas instintivamente por si las dudas... corre la bola de que los curas últimamente están bastante perversos. "Tú tienes un problema", dice Edmundo... y claro, no vas a llamar nomás para ver cómo andan las cosas por ahí.
Luego de 300 intentos erróneos, le contás al Pastor tus problemas obteniendo una respuesta que el tipo saca de su libro "Edmundo tiene todas las respuestas" que ustedes pueden adquirir en el puesto instalado en el hall del teatro, y me parece que ese chiste me lo afané de algún lado. Las únicas palabras que escuchás de, quien creías, era tu mesías, son "Las cosas van a mejorar, tú hermano sólo debes parar de sufrir". ¡Qué buen consejo, hermano! ¡Debería usarlo como título para su programa!
Mirás unos minutos el teléfono, girás tu vista hacia el televisor, volvés a ver el teléfono y no podés creer que acabás de gastar 50 mangos en un tipo que, no solo te deprimió, sino que encima se lavó las manos y lo único que te tiró como respuesta es un "Pará de sufrir". Apagás la TV, volvés a poner The House Is Rockin', te sacás toda la ropa y decidís que, al fin y al cabo, no estabas tan mal.

Mañana rindo el final de Algoritmos y Estructuras de Datos II... ¿Qué poronga estoy haciendo escribiendo posts en lugar de estudiar? Estoy condenado... préndanme una velita y recen por mí... qué bien me vendría ahora el consejo del Pastor Edmundo...

7 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Notaste que siempre el primer nombre que elegís es Gervasio?
¿Qué tenés contra los Gervasios?
Espero que esto no lo lea ningún uruguayo...
Y ya que estamos, ningún brasilero tampoco...

Cosme Fulanito dijo...

No sé qué tendran que ver los uruguayos, pero bue...
Lo de Gervasio vino por un chiste de Macanudo que me hizo cagar de risa, y donde había un personaje llamado Gervasio...
Y si te das a conocer, todos vamos a ser más felices.

Marita dijo...

Los uruguayos se llaman Walter, Wilson y Ever, no Gervasio...
¿Te acordaste de que tenias blog lindura? Bien por vos (mal por nosotros, deja de torturarnos Pablo)
Ah, y el chiste del hall del teatro se lo afanaste a Les Luthiers, y ya se, te estaras preguntando si soy pelotuda y te contesto algo que vos ya sabes, pero me da una excusa perfecta para recordarte que este domingo, a las nueve de la noche hora española, cinco argentina, voy a estar viendo Todo por que rias...

Cosme Fulanito dijo...

No te olvides de Washington... los uruguayos también se llaman Washington... pero nadie habló de uruguayos acá!
Sí, como dice Lupine Wolf, "me acordé que tenía una página" (http://www.lainternetapesta.com.ar/archive.php?aid=55)

Ah, y andá a cagar...

Anónimo dijo...

Oia! Hable con vos y me olvidé de preguntarte cómo te fué!!!
Cómo te fué? Jajaja...

Anónimo dijo...

Oia! Hable con vos y me olvidé de preguntarte cómo te fué!!!
Cómo te fué? Jajaja...

Cosme Fulanito dijo...

No era necesario decirlo dos veces, muchachito...
No sé cómo me fue, me enteraré la semana que viene... espero que bien...