jueves, noviembre 03, 2005

De cómo llegó Marita a mi vida (Capítulo IV)

Marita. Presenta todo un misterio, verdad? Generaciones la vieron pasar y pocos supieron profundizar en lo que su humanidad representaba. Su propósito. Su razón.
Hola, soy Cosme Fulanito, y esto es "De cómo llegó Marita a mi vida (Capítulo IV)".
Para la fecha en que se cumplía aproximadamente un año de la llegada de Marita a nuestras vidas, ella ya se había convertido en un condimento más en la ensalada de mi existencia. Uno no muy importante, como las gotitas de vinagre para darle sabor, pero un condimento al fin.
Dio las casualidades de la vida, que entre salidas y salidas, llegó una cierta fecha particular de Agosto donde Marita cumplía un año más de vida (en las viejas épocas donde no tenía los 23 que tiene ahora). El motivo de festejo era doble. No solo Marita se convertía en una mujer de engorrosos 21 años (mayor de edad para la ley, la constitución, y todo lo que es bueno y puro en este mundo... excepto ella misma, claro), sino que, además, estaba a punto de emprender un viaje lejano hacia otras tierras (viaje del cual hablaré en su momento). Entonces había que festejar su aniversario y su despedida, doble festejo, merecía categoría.
Fuimos a Plaza Francia, que prácticamente parece gritar "¡Categoría!". Allí, bebiendo, hacíamos un poco de tiempo para poder entrar al boliche a beber... cuando ya se nos acabó la bebida, decidimos que era hora de entrar a beber, y fuimos a Barney's, donde un curioso dinosaurio violeta nos esperaba en la puerta. Eramos 5 nada más, pero más que suficientes... uno de ellos, cabe aclarar, menor de edad.
En fin, entramos a Barney's, bailamos a la luz de la luna (se afanaron el techo!) y nuestro querido amigo Agustín, por ese entonces en sus jóvenes 15, se agarró su primer pedalín, que es una forma cariñosa de llamar al pedo monstruoso que se agarró. Era el simpático y divertido Ags de siempre, pero potenciado! Un joven que encontraba terriblemente hilarante el local "Pancheto" frente al Village. Esas cosas no pasan seguido. Y todo, vale la aclaración, por culpa de nuestra querida Marita a quien en ese entonces no pude recriminarle nada porque me había regalado Palitos de la Selva y se sabe que esa es la mejor forma de comprarme.
Superado aquél episodio, y con vagos recuerdos de esa noche, no porque yo haya tomado mucho sino porque quería usar la frase "vagos recuerdos", se acercaba ya la temerosa fecha en que Marita habría de dejar el país. Pero yo no quería despedirme de la chica sin antes conocer el habitáculo que habría de acogerla (qué mente podrida que tienen) durante tantos años de su vida, es decir, su hogar.
Acordamos que pasaría a visitar su morada una tarde de Agosto, y así ocurrió... ella me esperaba con unos sanguchitos de jamón y queso que eran, para resumirlo en una palabra, magistrales. Y con una gaseosa cola de marca pedorra, ya comentada en un post anterior.
Si se preguntan qué hicimos durante la tarde... bueno, no sean curiosos!! Pero les cuento igual: Estuvimos viendo Les Luthiers, que es prácticamente el pico de entretenimiento que dos personas como ella y yo podemos tener. También me mostró fotos de su viaje a EEUU y alguna que otra foto con los Simuladores, donde, si bien ella pensaba que yo sonreía por la envidia, en realidad me estaba cagando de risa de su cara en esas fotos...
En próximas ediciones, esta vez sí, vamos a saber del maravilloso viaje que emprendió junto al hombre de su vida (no, yo no), y de la previa a dicho viaje con el encuentro emotivo en mi ex-hogar por última vez, y el saludo de quienes la acompañamos hasta el aeropuerto.

Continuará...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Wiii!!! Mi historia!!! Wiiii!!!!...


Wiiiiiiiiiiii!!!!!!

Anónimo dijo...

Uuuh, me puse melancólico... La partida de Marita... Mi primer pedo... Sniffffff!!!

Anónimo dijo...

ja!...yo no la conocia a marita, pero como es sabido (y para envidia de pablo q ademas o puede vernos juntas en una situacion lesbica) yo soy fan de marita...

AGUANTE MARITA CARAJO!!!!!

bechos
chu