lunes, agosto 18, 2008

De cómo tomarse la vida relajado

A usted seguramente le pasó esto alguna vez... se va a sentir identificado, hágame caso. Escuche, o mejor dicho, lea esta narración y dígame si no sintió lo mismo en alguna ocasión, yo sé que sí.
Podría gastar un par de párrafos más explicando cómo usted va a saber relacionar lo que voy a contar con alguna experiencia propia, pero me van a calificar de chanta y no es mi intención (¿no lo es?) dejarle a usted esa impresión de mí. Por lo tanto, pasemos al relato propiamente dicho.
El sábado pasado salí a la noche con una hermosa compañía, y fuimos a uno de esos bares con nombre ridículo que son tan convenientes para cuando no sabés a dónde ir y querés quedar bien. La cuestión sobre este lugar es que, así como tiene una amplia carta de tragos y demás brebajes para pasar un buen rato, también ofrece un completo menú gastronómico para que puedas cenar ahí y quedarte hasta el provechito.
Dada dicha situación, y el hecho de que nosotros éramos solo dos personas que no íbamos a comer, nos vimos forzados por los dueños del lugar a no conformarnos con dos simples bebidas. Para que valiera la pena nuestra estancia (y cómo cuidan a la clientela ahí, eh!), tuvimos que pedir varias cosas hasta alcanzar un importe mínimo de $30.
Vuelvo a repetir, nosotros no habíamos ido a comer... así que nos atiborramos de bebidas. Bah... la pluralización me parece que sobra acá. Yo me atiborré de bebidas.
Hasta ahí todo bien, me bajé dos Cocas y un Red Bull pero estaba bien, relajado... completamente despierto e hiper-activo, pero relajado.
A continuación decidimos continuar nuestro tour por la city y desembocamos en ooootro bar. Esta vez, dado que este segundo lugar era más para "ir a tomar algo" y punto, no nos exigieron pedir bebidas para un armamento... pero sí teníamos que pedir algo, porque no todos son generosos como McDonald's que te dejan quedarte sentado en las mesas, hacer un asado, escribir una novela, tener una reunión de alcohólicos anónimos, y jugar un picadito, sin siquiera verte obligado a pedir unas papas medianas.
En fin... pedimos más Coca, como para despuntar el vicio. Y yo, una vez más, estaba tranquilo... relajado.
Es aquí, mi querido lector, en este preciso instante, en que quiero que usted se relacione conmigo. Imagine la situación: Habían pasado en mi haber ya tres Cocas y un Red Bull, y sin haber comido nada en el medio. Y yo estaba relajado.
Llego a mi casa y entonces ocurre... sucede exactamente en el momento en que abro la puerta de entrada. No pasó antes, en el camino de vuelta. No pasó en el trayecto de la cochera a mi hogar. No pasó en toda la noche. Pasó en el momento en que puse la llave en la cerradura...
Toda esa relajación que sentí durante la noche se fue por el excusado... o mejor dicho, ahora estaba clamando por irse por el excusado.
¿Ve a qué me refiero? ¿No le ocurrió nunca eso? Sentirse tranquilo toda la noche, no tener la más mínima ganas de desagotar (no es fino, señora?), y sin embargo, en cuanto su cerebro detecta que está cercano a un baño, de repente todo cambia. De repente descansar la vejiga es para usted la tarea más importante del mundo. En ese corto trayecto usted no puede caminar, se tambalea, baila, hace piruetas... no sabe cómo contenerse hasta que, por fin, entra al cuarto, manotea como puede el interruptor de luz, levanta la tapa (si es hombre) y... ¡El cierre del jean se trabó!

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Eso te pasa por tomar tanto. La próxima vez llevá un termo y poné ahí todo. De paso, dejás algo para tomar después.

No me siento identificada. Siempre me dan ganas de ir al baño cuando no hay uno cerca, y eso tiene más gracia (y es más molesto también).

Ana

Anónimo dijo...

Una de dos... o estabas muy omnubilado por tu interesante compañía, o no tomaste tanto como decís y tenés problemas psicológicos ¿? :P
Estar cerca del baño no es sinónimo de no aguantarse más, sino que por el contrario, el problema es no aguantarse y tener que esperar para conseguir un sanitario.
Así que no estoy para nada de acuerdo, además de que estoy enojada porque vos estás viendo o ya viste a Les Luthiers en Rosario y yo estoy acá como una marmota...
En fin, espero que estés bien XD
Besossss!
Ine

0 dijo...

Sublime Sr., como siempre... es un placer ver que ha actualizado...

Igualmente, coincido con las
chicas de arriba, no me siento identificada... será porque no somos hombres? pero siempre pasa al revés, estar a punto de hacerse encima y no encontrar un sólo baño... con las lágrimas a punto de caer y siempre siempre demasiado bien acompañadas, como para disimular... Jajajaja.

Ta'Luego!

=)

PaJaritos dijo...

yo soy mujer y si me siento identificada, sólo saber que hay un inodoro cerca y muero de ganas de ir al baño, es más ahora mismo muero de ganas de ir... chau!

Anónimo dijo...

Lo importante es cuando se te atora el cierre. Lo demás se ve. Ah, y a mi si me pasa que tomo tomo tomo y apenas me levanto del asiento me meo me meo.