martes, agosto 05, 2008

De cómo ganar un lugar de privilegio.

Buenas noches tengan ustedes y que la dicha sea con vosotros, o sea ustedes. Vengo a contarles un cuento de actualidad, una de mis visiones del mundo... es decir, otra anécdota más de colectivos.
Dado que mi queridísimo Vivace se encuentra actualmente clamando por su vida en un humilde taller mecánico del barrio de Caballito, me veo en la obligación de retomar mis viejos hábitos de viajar en colectivo. ¿Sabía usted que ahora sale $1 el boleto? Sí, posta, ya no sale $0,40! A dónde iremos a parar?
En fin... hoy tuve que hacer un caricatunesco viaje en el cómodo colectivo de la línea 2... bueno, cómodo cuando viene el bondi grande, el que se parece a los bondis actuales, no esa cafetera horrible recontra chica que no sé cómo puede seguir circulando por la Capital Federal. Estoy seguro que ese tipo de bondis fue el que se tomó San Martín para cruzar los Andes. Tuvo que pagar $1,20 porque era pasando la Gral Paz.
Como decía, viajaba en el colectivo, y noté algo que todo el mundo nota, todo el mundo sabe, pero nadie lo comenta. Al menos no el momento.
Debido a la increíble concurrencia del transporte (poder de convocatoria que le dicen), me ví obligado a viajar parado, cosa que no me molestaba más que por el hecho de que yo quería leer y se hace jodido con gente alrededor y agarrándose de una manija.
La curiosa escena se presentó a continuación. ¿Vio esos asientos para tres que están en el fondo? Esos que tienen un asiento solo que sigue la fila y dos descolgados que quedan apuntando al pasillo. Bueno, el asiento del medio de esos dos acababa de desocuparse.
Normalmente uno no ambicionaría ese asiento. Todos sabemos lo horrible que es ser uno de los dos únicos descolgados que miran al pasillo, y encima con la desgracia de tener que estar apretado por dos personas a ambos costados. Pero cuando un colectivo está lleno hasta la médula, hasta el huequito entre la máquina expendedora es un buen proyecto de asiento.
La cuestión es que dicho asiento se liberó, y aquí ocurrió lo que todos sabemos y nadie menciona. Aquél tipo que estaba en la otra punta del colectivo, apoyado contra la baranda para discapacitados, vio el lugar vaciarse y decidió tomarlo. No importa que hubieran unas 40 personas paradas en el medio, el lugar es legalmente de él por haberlo visto en la lejanía. Pero, claro, no va a demostrarlo públicamente porque la gente podría lincharlo y perseguirlo con antorchas, como indica la ley que se debe actuar ante un caso así.
En su lugar, va a acercarse al lugar de a poco. Primero se acerca hasta el caño del medio... empujando a todo el mundo a su paso. Ah, sí, él intenta conseguir el asiento disimuladamente, pero no le importa derribar a cualquier persona que se le interponga. Una vez ahí, intercepta a alguien que quiere ocupar dicho asiento. Piensa "qué hijo de puta, cómo se atreve a robarme el lugar, ese pobre viejecito que lleva tres horas parado al lado del asiento con las rodillas temblándole... y encima embarazado?".
Como le importa un carajo, sigue avanzando veloz pero furtivamente entre la muchedumbre. Elude a uno, empuja a otro, tacklea a un tercero y llega a estar cara a cara con el viejecito. A esta altura nada importa, el asiento está ahí y la posibilidad de disimular que no le interesa se esfumó.
Se para frente al asiento. Mira al viejo, el viejo lo mira. En sus miradas se nota la intención de ambos. El viejecito pone sus ojos de ternura, los que le hacen ganar cualquier lugar en el colectivo, en la fila del banco, del supermercado, y en Sunset de Olivos cuando va todos los sábados a la noche a mover el esqueleto con sus amigos Zoilo y Fermín...
El hombre pone su cara de hombre serio, su mirada recia y finalmente decide poner fin a la contienda. Patea el bastón del dulce anciano y éste cae de costado en una forma tan típica del slap stick.
Finalmente, ocupa el lugar, se acomoda y mira hacia adelante (obligado por el hecho de estar apretado entre dos personas y, por tanto, no poder mover siquiera el cuello). Se absorbe en sus pensamientos sin importarle la crueldad con la que consiguió su butaca y nota que, adelante, en los asientos de uno, exactamente al lado de donde estaba parado en primer lugar, se desocupó un lugar.
Toma coraje, respira fuerte, le reza a Dios y salta...

8 comentarios:

Anónimo dijo...

puff te habla una licenciada en transporte público. Ojala pronto puedas prescindir de él! sobre todo en hora pico.. termina generando graves cuadros psicóticos.

Anónimo dijo...

Y todavía lo criticás?
Él no tiene la suerte de tener un Vivace en el taller!


Yo, Inés

Marita dijo...

"encima embarazado?"... por lo menos me hiciste reir una vez, te mereces el comment...

Anónimo dijo...

Agradecé que todavía no subieron el boleto mínimo a 1.10 y la segunda sección a 1.20.

Lo que narrás suele suceder, pero por lo general las protagonistas son viejas que de todas formas hubiesen conseguido un asiento porque se lo hubiesen cedido. Pero no, hay viejas que se avalanzan sobre el asiento pisando y aplastando a todos en su camino. Entonces, de forra nomás, le pongo el pie adelante, para que al menos cuando se siente lo haga con gracia =D

Ana

Juan Sabatez dijo...

El 161, de Plaza Italia a San Martín, sale $1,40.
El mismo 161, desde Vicente López a San Martín (trayecto mucho más corto) sale $1,60.

Tienen razon cuando dicen que el sentido comun es el menos comun de los sentidos...

Juan Sabatez dijo...

PD: un día viajá en el TALP (léase: la Costera, o bondi 338, que une San Isidro con La Plata). Hacete un trayecto cortito, como hago yo todos los sabados: de San Martín a Moron o Hurlingham. Ah, y hacelo al mediodía, o a las 6 de la tarde.
Ahí la pelea no es por los asientos:
es por el oxígeno.

Anónimo dijo...

Como era de esperar lo "gente alrededor y agarrándose de una manija" no me hizo pensar en otra cosa que en sexo.

Y querido, soy Nany.

Y la pelea, por el asiento es una de las más frías y violentas de esta tierra. Las señoras de 50 son las peores. Fíjate.

Anónimo dijo...

Que suerte que cueste $1!!! Aquí, en Tucson, $1.4 todos los bondi, y si estás por pasar de una localidad a otra, ya sea que estés a 10 cuadras, solo por cruzarte de localidad, $1.6