lunes, febrero 21, 2005

De cómo sentirse maese y otras boludeces.

No, porque maese no es cualquiera... no es que vos podés pararte en la peatonal de Florida y Lavalle, con una remera blanca que tiene una M estampada y decir "Tranquilizaos, pueblo Argentino, que yo soy el Maese", porque no, no funciona así la cosa... uno no es maese porque se crea maese, sino todo lo contrario... uno es maese cuando no sabe que lo es, y cuanto más lo ignora, más lo es... pero en cuanto uno empieza a asimilar su destino, la maesitud va desapareciendo, en un mar de maesedades que fluye, que flota, que flaquea... que flema... el maese es un estado puro, uno no nace maese, uno no se hace maese... uno simplemente alcanza el maese. Puede llevar días, meses, años... puede llevar minutos... o puede llevar vidas.
Muchos discípulos se me acercan preocupados, y me preguntan "Maese, yo soy maese?". Yo los miro, y les digo: "Hijo... si tú realmente fueras maese, no me estarías preguntando eso... ahora tráeme una empanada de carne". Otros, también, se me acercan y me preguntan por el sentido de la vida, mas yo les respondo, con seguridad: "Pregúntale a Warren... él sabe de esas cosas".
Entonces, el verdadero sentido del maese, no es, como muchos piensan, encontrarse con un tal Pedro, mientras creemos que unos simples molinos son gigantes, y que nuestro fiel asistente se llama Pancho Sanza. Maese es mucho más. Maese es quien cultiva la razón, sazona el poder, derrite el conocimiento y cuantifica la sapiencia... sino no.
Y es por todo esto que te digo a vos... sí, a vos... a vos, que estás leyendo a través de la pantalla del monitor, mientras fingís que hacés sopa en un lugar, paradójicamente, llamado Mafalda. A vos, que tenés amigas en otros continentes que ven Transformers y derriten con la mirada. A vos, que te comprometiste a pasar tu vida junto a alguien que, de la locura, simplemente se caga de risa. Alguien que cuando le pedís unas sabias palabras, te dice "Andate a la mierda". Alguien que es más fácil que hacer un puzzle de 2 piezas leyendo las instrucciones... a vos, te digo... sí, vos sos maese. ¿Por qué? Porque sólo un maese tendría la paciencia para soportar a quien está dispuesta a bailar en un taller mecánico, y a llevar caramelos a un cine...
Este post está dedicado a alguien muy especial... el resto va a pensar que fumé cosas raras... y no va a estar muy equivocado.

jueves, febrero 17, 2005

De cómo escribir para evitar trabajar.

¿Qué pasó en la semana?... ¿Eh?...
Recibí varias insistencias de que escriba algo, y el 99% de ellas (con 1% de margen de error) fueron de Marita. Algunas acompañadas con severas amenazas de muerte donde, por motivos que desconozco, se empeñaba en conseguir, para tal fin, un poco de papel glacé y una tijerita china taiwanesa. Y ya ven que conmigo las cosas no hay que pedirlas, hay que amenazarlas. Soy un tipo bueno, si me pedís un favor, yo lo hago... eventualmente... ahora, más que bueno soy cagón, si me amenazás sí te doy bola al toque.
¿Qué pasó en la semana? Bueno, empecé a estudiar... y sí, había que hacerlo en algún momento, no le parece? Claro que como yo, por definición, soy vago (en serio, es por definición, fijate en el diccionario... al lado de mi nombre está mi foto del documento, donde miro al horizonte con cara de "Odio al mundo y cada parte que lo compone", y dice: "Pablo. Del latín, Pablo (se escribe igual, vio?). Dícese de la persona cuya razón de ser denota inteligencia, carisma, simplicidad, amor y todo lo que es bueno y puro en este mundo. Por extensión, vago de mierda"). Decía... yo soy vago, y en tal caracter, tomar la fuerza para realmente agarrar un cuaderno y empezar a estudiar es una tarea titánica, comparable con escalar el Everest usando uno de esos tenedores de plástico que te dan en Coto cuando vas a comer... además, si no me fue bien estudiando en aquél entonces, cuando todavía podía decirse que "tenía pilas" para agarrar un cuaderno, qué me va a hacer pensar que ahora sí me iba a ir bien? Sí, está bien, la presión de que es la última oportunidad que tengo antes de recursar es buen incentivador, no lo voy a negar, pero aún así, no lo considero suficiente como para que hoy, un mes antes de rendir, empiece a estudiar.
Entonces me decidí por lo más inteligente que se me podía ocurrir... cuando el suicidio falló (ni para eso sirvo), busqué algún profesor particular que me ayudara. Y es así como, en un rato, tengo que ir a mi tercera clase con un profesor que, citando a Seinfeld, es un "low talker"... menos mal que somos dos nomás, y no hay mucho ruido, porque sino ni en pedo escucho lo que me dice... fuera de eso, el quía parece buen tipo... ya les contaré cómo me fue.
Por otro lado, algunos de ustedes sabían de la prueba que me están tomando para el nuevo laburo... bueno, la prueba la terminé, ya la entregué, y ahora estoy en la dulce espera (no, no estoy embarazado, estúpido). Quedó linda... para mi criterio... o sea, si yo fuera el empleador, me emplearía... pero claro, eso es nomás porque me caigo bien...
Finalmente, y como para ir terminando ya con este suplicio, me falta decir que ayer fue el cumpleaños de mi primo. La ocasión no tendría mayor relevancia si no fuera porque la hermana de mi prima hizo torta de Chocolinas... joven lector, joven lectora, si quieres llegar a mi corazón, empieza por las Chocolinas... sigue por los Palitos de la Selva y culmina en las Pepas. Eso es lo que yo llamo un "snack orgásmico".
En fin... me voy a seguir fingiendo que trabajo...

jueves, febrero 10, 2005

De cómo seguir contando historias de mi pueblo II: La venganza de Jacob.

Habiéndose librado Isaac de las garras de un Dios vengativo y en pedo, retiróse con su padre a dormir, un poco aturdido por la situación que acababa de vivir. Su Dios, el Todopoderoso, había reclamado a su padre dar fin a su vida, y a último momento se había arrepentido, reemplazando su cuerpo por el de un simple cordero. O sea, Isaac creía que valía lo mismo que un cordero. Este hecho lo llevó a cuestionarse su existencia varias veces, incluso a rezarle a Dios y preguntarle por qué había hecho eso. Mas la única respuesta que recibía era "No sé, man, no me acuerdo de nada".
Los años pasaron, Sara envejecía con los días, Abraham ya se recostaba en la mecedora con su pipa y pantuflas, su sobrino Lot aprovechaba la estatua de sal en que se convirtió su mujer para condimentar la ensalada; e Isaac ahora era un hombre hecho y derecho, con mujer y todo.
Rebeca, la mujer de Isaac, bendijo a su hombre con dos hijos. Gemelos ambos, salió primero el que nombrarían Esau, y ahí nomás, empujando y exclamando "Al fin avanza un poco la fila", salió el hermano, Jacob.
Desde el vamos, Rebeca quiso más a Jacob... no sé por qué, si eran iguales, pero es así.
Ahora bien, en esa época se tenía una costumbre. Como no existían abogados, cuando un tipo moría, eso del testamento y esas cosas no funcionaban. Entonces se usaba la bendición, que era una especie de "Todo esto será tuyo algún día, hijo", onda Mufasa con Simba, vio?
Claro, qué pasa acá? Que el quía tenía dos pibes, y encima gemelos, pero no podía darle todo a los dos porque andá vos a separar en mitades una heladera, un microondas y al marciano chupatierra... entonces dijo "El primogénito será agraciado con vasta fortuna. Mi legado cederé ante aquél que, enhorabuena, ha de haber sido procreado en primer lugar". Rebeca, Easu, Jacob, Abraham, Sara, lo que quedaba de la mujer de Lot y hasta China Zorrilla, que pasaba por ahí, lo miraron con cara rara preguntándose qué corno dijo. Detectando esta reacción, Isaac agregó: "O sea, va todo para Esau". El pibe saltó de alegría como Silvio Soldán después de abrir el cofre de la felicidad, incluyendo a Prato Murphy al lado, que para ese momento estaba vivo.
Rebeca se sintió mal, porque su preferido era Jacob, y quería que las cosas fueran para él. Y Jacob se sintió mal porque... bueno, Jacob también era el preferido de Jacob...
Entonces, ambos dos, perpetraron un astuto plan para despojar de la bendición a Esau, y quedársela ellos. Se aprovecharían de la ceguera que, por esos días, atormentaba a Isaac.
Vestido con piel de cordero, y fingiendo poner voz de trolo, Jacob se acercó a su padre, con la esperanza de que éste lo confundiera con Esau y le diera la bendición. Y parece que funcionó, eh... Isaac escuchó al hijo acercarse y dijo: "Esau, hijo mío, eres tú?". Jacob, cagándose de risa, dijo: "Claro, padre, no voy a ser Martín Karadagián". Se acercó a su padre, le tomó la mano, y éste replicó: "Esau, Esau, qué manos tan grandes tienes". "Para sentirte mejor", dijo Jacob. Su padre pasó su extremidad por las fauses del hijo, y exclamó: "Esau, Esau, qué ojos tan grandes tienes". "Esos son mis huevos, padre, no estoy arrodillado".
Convencido ya de que era Esau quien se encontraba ante él, Isaac procedió a bendecirlo. Entró en una especie de trance y salía luz de sus manos, re loco. Cuando terminó, prendió un pucho y se fue a acostar.
Jacob se sentía satisfecho, y se fue a jugar un picadito.
Al rato, llegó el verdadero Esau que, tras una discusión con su padre, descubrió el engaño. Pero para entonces era demasiado tarde, ya que el padre había bendecido al hijo con candado triple hasta el infinito, y eso, ustedes saben, no se puede deshacer.
Jacob, observando desde afuera, decidió optar por la solución más racional: Rajar de ahí antes que lo encuentren, y volver cuando se calmen los humos.
En su viaje vivió aventuras que no podremos relatar hoy por cuestiones de espacio. Sólo digamos que vio la Escalera al Cielo, y sin siquiera escuchar a Led Zeppelin...

miércoles, febrero 09, 2005

De cómo seguir contando historias de mi pueblo.

Se me da bien esto de deformar historias, y es divertido... aparte no se me ocurre otra cosa de qué hablar... así que sentaos, acomodaos, estanislaos, bacalaos y callaos, que contaré la historia de Abraham, patriarca de los hebreos.

ATENCION: La siguiente historia puede herir la sensibilidad de algunos sujetos tácitos, como dice el LoCo... se recomienda su orientación y discusión por parte de los señores padres.

En una tierra remota y lejana, que básicamente es lo mismo, existió un hombre... bueno, existieron varios, pero uno en particular nos ocupa la atención en este día: Se llamaba Abraham. El motivo de su nombre data de los días de parto de su madre, cuando, haciendo fuerza para que su prole saliera a la luz, se tiró un pedo. Entonces se escucharon las primeras palabras que el niño oiría, directo desde los doctores, que, con la nariz tapada, exclamaban: "¡¡Abran!! ¡¡¡ABRAN!!!". La deformación hacia Abraham corre por cuenta del padre, que era analfabeto y no sabía escribir "abran".
El joven Abraham conoció una muchacha que lo cautivó como pocos. Su gracia era Sara... su nombre también. Al tiempo de salir, Abraham y Sara se casaron... no recibieron muchos regalos de bodas, porque no tenían muchas amistades en el viejo pueblo de Ur (diminutivo de Urdaspilleta). Tan solo obtuvieron una juego de platos, un lavarropas y la edición aniversario de la revista Para Tí.
Como en esa época no existía ni la televisión, ni la radio, la feliz pareja no tenía mucho en qué ocupar su tiempo, más que darle a la matraca día y noche, noche y día.
A pesar de los miles esfuerzos que hacían, Sara no lograba quedar embarazada.
Una noche, Abraham se fue de joda con Jacobo, Moishe, Jonás y Ramón. Fueron a un Hooters porque era la despedida de soltero de Moishe. La cuestión es que el quía ahí se encontró con Agar, una flaca que estaba más buena que un pan tostado con mermelada en tu cama cuando te despertás. Pasó lo que tuvo que pasar, y a los 9 meses Agar volvió con el bombo... se había afanado un tambor de la banda del pueblo. También vino con un hijo, al que llamaron Ismael, porque era parecido a Israel, pero con una M...
A todo esto, Sara se hacía la que no sabía nada, y Abraham le seguía la corriente porque... bueno, porque le convenía... luego de muchos años y de mucho rezar, Dios se plantó ante Abraham y le dijo: "Che, Abra, vos querés un hijo con tu jermu, no?". Abraham, reluciente, le contestó que sí, que por supuesto que quería un hijo. "Bueno", dijo Dios, "Me parece que es hora de que me deje de joder y te dé bola. Tengo tu solicitud en el escritorio desde hace como 10 años... debería limpiar un poco eso, es un desastre, si lo vieras... pecados tirados por todos lados, algún gracioso que me reorganizó las siete maravillas, los diez mandamientos ya están casi borrados, y encima alguien escribió en el último 'Puto el que lee', en fin, un quilombo."
Dicho y hecho, Dios bendijo a Abraham y Sara con un hijo, al que llamaron "Isaac", que significa "Me cago de risa".
Un buen día, Dios, un tanto pasado de copas, le dijo a Abraham, "Che, man, vení, subite al monte... Jajajaja, traé al nene, dale!". Abraham, algo desconcertado, no pudo hacer más que obedecer a su divinidad. "Acercate", le dijo Dios. "Ahora quiero que agarres este hacha y cortes al pibe en 20". Abraham no podía creer lo que Dios le estaba pidiendo, mas no podía echarse atrás, después de todo, Él era el Todopoderoso, y tenía sus motivos. Cuando el hacha estaba a punto de devanarle los sesos a Isaac, Dios intercedió: "Pará, chabón! Era una joda nomás!!! Andá, dale, andá para casa que Sara te hizo un guiso... pero no comas el arroz, que te va a caer mal".
Abraham se retiró satisfecho, con su hijo Isaac, cantando una alegre canción: "Jugo de tomate frío! En las venas... en las venas deberás tener!"

sábado, febrero 05, 2005

De cómo apreciar la variedad de transporte.

Me permito retomar un tema del cual hablé muchas veces, porque... bueno, porque no tengo quién me lo prohiba. De todos los inventos que nosotros, los argentinos, nos adjudicamos y presumimos, quizás el de mayor variedad y popularidad sea el colectivo. Me sorprende a veces la ocurrencia del ser humano para clasificar los colectivos en varios tipos.
Entonces tenemos el colectivo diferencial, que a pesar de su nombre discriminativo, es mejor que el colectivo común. En la terminal se juntan varios comunes y se burlan de los diferenciales diciendo "¿Vieron a ese lujoso? Es tan diferente a nosotros", mientras que el diferencial, con su copita de champagne y su caviar, sólo comenta con sus compañeros sobre el partido de croquet que jugaron el domingo pasado en el country. A la hora de salir, el conductor de un diferencial, de impecable smoking, se burla de los tipos de camisa celeste mientras abre la puerta de su colectivo y la alfombra roja rueda por el piso hasta sus pies. Los otros, en cambio, tienen que empujar la puerta porque el mecanismo no anda y adentro echan un poco de Glade por el olor a pedo que hay.
Y nosotros, cansados de todo un día de trabajo (bueno, puede que ese "nosotros" no me incluya a mí), y con una hora de viaje frente a nuestras narices, tenemos que tomar una decisión vital... vemos que el colectivo se acerca, pero a pocas cuadras divisamos que se trata de un diferencial. ¿Qué hacer? ¿Gastamos un poco más por mayor comodidad, o esperamos unos minutos más al común, que seguramente estará vacío? Y cuando el diferencial se acerca la parada estiramos el brazo, pero no del todo, onda que el conductor lo vea y entienda que no estamos seguros de nuestra decisión. Rogamos que el tipo no se detenga solo por nosotros, para no sentirnos culpables, y nos ponemos felices al ver que el tipo para por el semáforo. Lo miramos... pensamos... y finalmente decidimos tomarlo. Le golpeamos la puerta y el tipo nos dice "No" con el dedo... lo puteamos, pero a la vez nos sentimos aliviados "Ya no corre por mi cuenta la decisión".
Otra raza que últimamente me llamó la atención es aquél colectivo que se diferencia por velocidad. Así, tenemos al bondi normal, que últimamente se debe sentir muy dejado de lado... después, tenemos al "Rápido", y en última instancia, el "Semi rápido". ¿Alguien me puede explicar qué significa "Semi rápido"? Yo me imagino el conductor, apretando el acelerador, subiendo lentamente la velocidad... 80, 90, 100... está por llegar a 120 y dice "Esto es suficientemente rápido, aflojemos un poco", y baja la velocidad... 120, 110... cuando llega a 70, arranca de nuevo, y así todo el tiempo, logrando que no sea rápido, pero tampoco normal... es semi rápido... entonces si uno quiere tomar este colectivo, debe estar en la parada correcta, porque si se para en una y estira el brazo, capaz el tipo pasa a los pedos diciendo "Perdoname, flaco, pero ahora estoy yendo rápido, no puedo parar".
Peor es el colectivo rápido, cuyo denominación viene por el hecho de tener menos paradas que el normal, entonces si uno quiere tomarse este, debe alejarse 20 cuadras de la parada normal, y bajarse 20 cuadras después de donde se bajaría regularmente. Al final lo único que logra es que tenga que tomarse otro colectivo normal para acercarse desde donde lo dejó el rápido.
A su vez, tenemos colectivos que comparten una línea, pero se dividen en ramales. Y un mismo número puede llevarnos tanto a la estación Liniers, como a Villa Fiorito. Pero ojo, porque los quías lo avisan en ese cartelito minúsculo en el parabrisas. Claro, porque uno, a 3 cuadras del colectivo, lo primero que hace es sacar sus binoculares para ver el cartelito, no? Entonces uno se sube confiado y ve que, de pronto, el colectivo dobla en una calle rara... lo primero que pasa por la mente del pasajero es "Bueno, quizás estaba cortada una calle", pero al ver que el bondi sigue por ese camino, uno empieza a preocuparse... "¿A dónde voy a ir a parar?", ya se imagina en medio de la ruta, acompañado únicamente por el chofer, que, con risa macabra, lo mira y acelera cada vez más.
Finalmente, tenemos a los colectivos de distintas líneas, pero que son exactamente iguales y hasta hacen un recorrido parecido. Por ejemplo, el 50 y el 6, que son exactos (e iguales, también, al 107), y van por el mismo lugar. O el 114 y el 133, ambos de Plaza (esa maldita compañía que cree en la igualdad de colectivos, y hace a todos rojos). Ta bien, si uno lo ve venir de frente no es gran problema, porque el número en el frente lo distingue, pero si uno venía por la calle y lo ve pasar de perfil, no sabe si ponerse triste porque acaba de perder el colectivo, o alegrarse porque no era el que estaba esperando. Yo entiendo que la creatividad humana no dé para inventar varias combinaciones de colores, pero es necesario juntar los colectivos que son iguales en el mismo recorrido?