domingo, abril 03, 2005

De cómo molestar en situaciones de riesgo. O algo así...

Ok, muy a mi pesar, ahora toda mi semana se divide en dos partes: En la facultad y fuera de la facultad. Por más que ame la segunda parte, ésta no puede convivir sin la primera.
Ahh, pero cruzar el umbral de ese antro de perdición... les digo, no tiene comparación... esa sensación de relajación que me da ver para los costados por si viene algún auto para, así, encaminarme hacia la Gral Paz con un aire de triunfo, una cara de éxito y una radio tocando a Queen a todo lo que da, o al menos todo lo que mi querido (y nunca bien ponderado) Vivace me puede dar desde su único parlante (tengo que arreglar el otro). Pero no les voy a hablar de mi vida fuera de la facultad, porque es tan divertida como ver un potus nacer, crecer, reproducirse, contar un chiste de gallegos, bailar lambada, decir "Lo hago por tu propio bien", sentarse en la mecedora a ver el amanecer con la escopeta entre las piernas, y, finalmente, morir en paz. La idea es hablar de mi vida dentro de la facultad, donde hasta parezco un ser humano y todo, porque, si algo tiene de bueno la facultad (algo debe tener) es que me da la excusa para poder decirle a alguien "No, no puedo, tengo que estudiar" y sonar creíble. Aún cuando el tiempo que debería pasar estudiando lo gasto viendo cuántos granos conforman un reloj de arena, y cuánto tiempo me lleva hacer la cuenta (la última vez que lo hice, según mi reloj de arena, tardé 2 kilos y medio de granos).
Bueno, la vida en la facultad puede dividirse en varios temas, y si me pongo las pilas o me dan ganas, hasta puedo hablar de todos ellos. Hoy me concentro en uno específico: La tecnología involucrada en las clases (o una forma más moderna de decir "Cómo me rompe las pelotas el maldito celular").
Situación: Aula con 50 alumnos sentados, profesor en el pizarrón, explicando cómo es que el error relativo de un número de punto flotante, puede crecer o disminuir conforme la precisión que se tome al calcularlo (odio Métodos Numéricos). De repente, un sapo croa en un volumen audible para el 98% de la clase (que incluye a todos los alumnos y profesores, pero excluye al que se quedó dormido). Usted dirá: Claro, facultad de biología, experimento con sapos. Yo le diré: Qué ocurrente, doctor! (Marcos Mundstock dixit), pero está mal!! (Tipo de "Dos Perros Tontos" dixit).
Esto, señores, puede parecer una situación irreal, pero juro ante Dios (Teto Medina) que ocurrió en mi clase. El sapo en cuestión no era otra cosa que un celular sonando. ¿No le molesta esas situaciones completamente en silencio, que son interrumpidas por Como Alí (en celulares modernos y de langas) o por la Marcha Turca de Mozart (en celulares antiguos y de gente que no sabe configurarle ringtones)? Porque hay que ser desubicado, che... si todo celular ofrece un modo de vibración que, además de provocar placer a almas solitarias, también permite evitar dicha situación, avisando del llamado sin siquiera chistar... entonces por qué no lo activamos y le hacemos un favor al resto de la clase?
Pero el celular no solo molesta dentro de clase... uno camina por la calle y escucha de atrás alguien que dice "Pero ese culo es más feo que el de Tevez" y uno se da vuelta pensando "Justo que me había hecho la lipo" y descubre que quien estaba atrás, al mejor estilo "José María en Videomatch cuando éste era gracioso", habla por celular, ignorando que no habita dentro de su propio cono del silencio, y la gente a su alrededor puede escucharlo.
Peor es cuando uno está en el colectivo, y lo llaman al que está sentado al lado. Entonces, un bondi de 20 personas, que sólo tiene un mínimo murmullo, es interrumpido por un idiota que dice "Berta! ¿Cómo estás? No, no, te escucho bien, vos a mí me escuchás? Esperá que hablo más fuerte... ¿¿AHORA ME ESCUCHAS??".
Y uno se contiene las ganas de decirle "Pero, pelotudo, cómo no te va a escuchar si hasta el emperador de China ahora debe estar preguntándose quién carajo es Berta?!", porque no... no dá...
Eso sí, los celulares también tienen su situación cómica... no me lo nieguen... es divertido ir al cine, ver el cartel que dice "Por favor, apague su celular", y de repente, notar miles de lucecitas prenderse y miles de "turiruriru" indicando que el celular ha sido apagado. Yo no, yo no lo apago en el cine... como tengo la poronga de Movicom, que no tiene señal ni aunque me pare al lado de la antena y la apunte con el teléfono, entonces sé que dentro del cine no va a poder sonar... y su super luz me sirve para ver la hora en medio de la oscuridad.
Sí, yo tengo celular... si no puedes con ellos, raja! Ah, no, así no era la frase, pero bue, se entiende la idea... al menos yo soy ubicado... no, no es que lo apago durante clase, o lo dejo siempre en modo vibrador... es que nadie me llama... ay, qué vida tan triste...

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno, pero admitamos que a veces es gracioso enterarse de la cantidad de ringtones que puede tener un celular.
Yo he escuchado de La Pantera Rosa, de El Padrino, del Super Agente 86, de Los Roldán(juro que lo escuché) y otras melodías sinfónicas varias...
Es lindo saber que en el viaje en colectivo al menos tengo música que me acompañe durante el recorrido...
No, pero posta. ¿A la gente no le avergüenza que el resto se entere de la musiquita que uno tiene en el celular? Porque algunas realmente son patéticas y hasta uno no sabe ni dónde meterse cuando la escucha

Marita dijo...

Yo tengo Hakuna Matata en el mio.
Si, ya se...

Cosme Fulanito dijo...

Bueno, yo soy uno de esos que les da vergüenza... yo tengo, como predeterminado, el Pacman... y no me gusta que los otros escuchen, así que atiendo antes que llegue a sonar (apenas vibra). Eso sí, cuando estoy frente a gente y quiero presumir de mis ringtones, ahí sí que escuche todo el mundo...

Ah, y aclaremos que "yo" es Vir... creo...

Anónimo dijo...

Sisis, posteo acá... Ooh! Bueno, yo te cuento que mi viejo cuando se compró un celular, no sabía que ringtone ponerse! Así que yo, cómo buen hijo, le bajé uno... ¿cuál? El de Cómo Alí... Chupala Pablo, toda´vía lo usa! Jajaja... Bueh, eso... Y sí, todos tenemos celulares... Pero nunca me llamaron en un cine porque lo apago... Y en clase sí... Pero yo voy a la secundaria, es más divertido ahí...

Anónimo dijo...

Jajaja... es cierto, ahora igual no lo uso tanto, pero me acorde que antes tenia al sapo para los mensajes... y el hijo de mil sonaba en los lugares mas inapropiados... Quedaba totalmente desubicada... pero en fin... `por lo menos, no uso ringtones de Miranda (pfff!!) como todos mis amigos...

Me despido... besos!

Viste por donde voy?? ya me falta poquito!!