viernes, noviembre 05, 2004

De cómo perder la oportunidad de su vida (o al menos una de ellas)

El hombre normal (e incluso también aquellos que, como yo, rozan la locura con ambición, divisan la rareza con curiosidad y cortejan a la insania con aprecio) tiene sueños. Sueños que, a veces, involucran a gente que uno puede no conocer, pero desearía hacerlo.
Usted, señor lector, o bien vos, preciosura (asumo desde ya que las amables lectoras de este espacio, no solo son ejemplares hermosos del sexo femenino, sino que me dejan tratarlas con más confianza que al respetable caballero). Decía, usted, o vos, tienen fanatismos. Es una sensación común a cualquier ser humano. Siempre existe ese alguien mejor que nosotros, que nos gustaría imitar, igualar, o simplemente admirar. Yo lo confieso, soy hombre de fanatismos. A veces extremos, a veces limitados, pero fanatismos al fin.
La calidad de mis fanatismos, a veces me han provocado cierta sensación de frustración, debido a la imposibilidad que tengo de mantener contacto con aquél que tanta admiración me causa. Pongamos por ejemplo la famosa banda Queen, que usted, mi querido lector, debe saber de memoria (si es que me conoce) que yo la admiro a muerte. Pues bien, mi fanatismo hacia esta banda, y en particular a su lider, Freddie Mercury, me ha causado la desilusión de saber que mi sueño de conocerlo en persona jamás será realizable (a menos que tenga una pala, una linterna, y ganas de cavar).
Sin embargo, poseo otro fanatismo un poco más... digámosle... tangible. Se trata de un grupo musical llamado Les Luthiers.
¿A qué voy con todo esto?
Hoy fue un día largo en la facultad. Salí de mi casa a las 9:30 de la mañana, pensando, por alguna razón, en esponjas marinas y algas idem. Ahora son las 11 PM y hace tan solo media hora que llegué a casa. O sea, posta que fue un día largo.
En un momento de ocio, charlando con mis profesores, me paro frente a uno que había fichado desde el comienzo. Le digo: "¿Vos sos Marcos?", "Sí", me contesta. "¿Marcos Nuñez Cortés?" (el ávido lector que sepa de la banda, sabrá, a esta altura, a dónde se dirige esto). "Sí, sí", me contesta. "¿Alguna relación con Carlos Nuñez Cortés, pianista de Les Luthiers?". "Es mi primo hermano".
Señor lector, señorita lectora, fue en este preciso momento en que mis ojos brillaron más que los de Pikachu antes de hacerle el Kame Hame Ha a Robotech. Entonces, haciendo una brillante demostración de mi fanatismo, le empiezo a comentar de mis ansias de conocer al pianista en persona, pero Marcos me tira el sueño abajo: "No, es mi primo, pero hace años que no nos hablamos".
¿Por qué será siempre que, el conocido del conocido del primo de un amigo, nunca será más que eso, un número lejano en la larga secuencia de relaciones?
Ya escribí bastante y no quiero extenderme demasiado. Si el estimado lector (y sé que habrá más de uno) quiere saber un poco más en detalle cómo fue la situación, no tiene más que pedirmelo.
Y vos, Marquitos, amigo, compadre, colega, hermano... no te olvides de mí...

"Dale la mano al mono, y nunca el codo, dado que mono confianzudo es irreversible."

14 comentarios:

Anónimo dijo...

Confieso que no lo leí todavía. Tampoco lo voy a leer ahora. Me lo voy a reservar para mañana, para que me alegre un poco mi jornada laboral mañana. Pero, de todos modos, quería postear primero.
Ya se, a veces me pongo en mal tipo (¿dije a veces?), Walter me conoce... pero bueno, nadie me lo impide (por ahora :P)

Un cuac para todos,
Pato Ñato.

Cosme Fulanito dijo...

Espero no desilusionarte, pero el post de hoy dista de ser gracioso...

Anónimo dijo...

Estimado Cosme:
El artículo del día de ayer fue conmovedor, pero es inevitable que use ese Lexico (cua) que cautiva a sus lectores/as/is/us/os, por lo tanto, quizá esté Ud. hablando de un velorio, pero lo haga sonar gracioso tambien. Le advierto: No le queda otra más que contarme más detenidamente este evento (¿hay más detalles?), puesto que usted habrá imaginado mis reacciones. Un cuac fraternal (¿iba a ser de otra manera?),

Pato Ñato.

(no, todavía no me voy a registrar :D)

Anónimo dijo...

Lo felicito, estimado, por este espacio (sabía que era Ud. un boludo, pero esto prueba que se trata un boludo divertido). Sin embargo, me veo en la obligación de marcarle que no es Ud. el último "loco lindo" en existencia... todavía quedamos algunos de los que intentamos romper el molde y ser diferentes. Y mejor que así sea, sino el mundo sería aburridísimo...

Cosme Fulanito dijo...

Dado que el felicitador que dejó su mensaje aquí arriba, decidió no darse a conocer... I'm gonna take a wild guess...
Muchacho, además de agradecerle los comentarios, le pregunto... ¿Es usted de Argentina?

Anónimo dijo...

No siempre perdés oportunidades como la que comentás.
Yo soy tu ídolo, me conocés y hasta de vez en cuando, te dirijo la palabra (nótese el síngular de "palabra". O sea, te dirijo una palabra, y no más)

Cito.

PD: La puta, me había registrado pero ahora no recuerdo la contraseña. Y cuando pido que me la recuerde, no me la manda a ninguno de mis mails. Encima el diseño de este blog apesta. Vayanse todos bien al carajo.

Cosme Fulanito dijo...

Che, ídolo, sos más boludo de lo que pensaba, eh...
Y a ver, gran diseñador, si crees que el diseño de este blog apesta, haceme uno más bonito (te agradecí alguna vez por el loguito navideño que me hiciste para la página?)

Anónimo dijo...

Aquí el felicitador anónimo reportándose. Respondiendo a su pregunta, le informo que sí, soy de Argentina; y le digo que le daría una pista para que adivine quién soy, pero que si lo hiciera no sería divertido...

Cosme Fulanito dijo...

Ok, ni idea de quién sos... viviré en la incógnita, hoy me da fiaca tratar de adivinar...

Cosme Fulanito dijo...

Ahh, creo saber quién es... pero no me voy a arriesgar todavía, vamos a tirar otra pregunta...
¿Usted sabe la teoría de la relatividad? O mejor dicho... ¿Sabe qué significa?

Anónimo dijo...

¿No era que no iba a tratar de adivinar? No intente desviar mi atención con repreguntas relativas, ya que (teóricamente) usted debería saber de quién se trata.

Cosme Fulanito dijo...

Ya estoy mareado... y no contestó a mi pregunta!
Como sea, si usted es tocayo mío, entonces agraciados los ojos que disfrutan su estadía.
Si, en cambio, estoy mandando cualquiera, agraciados de todos modos...

Anónimo dijo...

No, no soy tocayo suyo, aunque tengo un amigo que se apoda como usted.

Cosme Fulanito dijo...

¿Quién corno sos, entonces?