jueves, diciembre 30, 2004

De cómo escribir sin inspiración (qué capo soy)

Bueno, hace rato que no escribo nada, y algunos ya me están empezando a cagar a pedos. ¿Qué? ¿Yo laburo para ustedes ahora? No, flaco, así no va la cosa. A mí me lo pedís bien. Y le metés un par de halagos en el medio, para que yo me sienta realizado y realmente tenga ganas de escribir algo, sino, me pongo en garca y no escribo ni una línea, y sé que usted, querido lector, sufre si eso pasa, porque, aceptémoslo, usted ahora está adicto a mí. Cree que puede vivir sin mí. Está convencido de que puede pasar varios días sin leer un post mío, pero está equivocado. Usted necesita de mis palabras, necesita de mi aliento, mi inspiración. Usted me necesita y lo sabe. Usted simplemente no sabe que lo sabe (Janice dixit).
Así que aquí me tiene, escribiendo nuevamente para usted, para los suyos, y ya dije el chiste de Casero, así que no pienso repetirlo. ¿Qué se cree, que yo reciclo chistes? No señor. Yo soy original al 100%. Bueno, al 98%, porque me afano chistes de otro lado, pero yo recopilo de varias fuentes y las junto en un solo post, soy una especie de "Los mejores chistes de gallegos", sólo que lo mío no es de gallegos ni yo soy Pepe Muleiro.
Entonces muchos ya me ven y saben que soy un tipo gracioso, que suelo hacer chistes y comentarios agudos como el benémerito Chandler Bing (Dios lo bendiga y lo guarde), y me atacan diciendo "Contame un chiste". ¿Me viste cara de Jorge Corona, flaco? No, yo no sé contar chistes. Odio contar chistes y odio que me cuenten chistes.
Lo primero se explica fácilmente. Yo puedo tener buen humor, puedo tener gracia y mi picardía única, pero me falta capacidad para hablar. Quien me haya escuchado lo sabe, me cuesta un huevo hablar, me trabo mucho, lo cual hace que contar un chiste sea una tarea fatal. Aparte, no me sé chistes elaborados, yo te puedo contestar algo gracioso a lo que decís, pero a menos que lo que vos digas comience con un "Un cura, un rabino y un budista estaban en un bar", no esperes que sea yo quien haga el remate de un chiste. Aparte sufro de pánico escénico, cosa que en realidad no sé si es cierta porque la única vez que estuve en un escenario fue para decir "Sí, juro" aquél día de la bandera de 4° grado. Y ni siquiera era algo que ensayé por semanas. La profesora dijo, el día anterior, "Chicos, ahora la directora va a decir una gran cantidad de boludeces sobre su futuro y cómo quieren a la patria. Se supone que eso es para demostrar que ustedes le serán fiel a su país y sus costumbres. Cuando la mina diga 'su empresa' ustedes griten 'Sí juro' que sus padres les van a sacar fotos y llorar emocionados. ¿Entendido?", a lo que todos contestamos al unísono "Yeah!" (*).
Tampoco me gusta que me cuenten chistes, como dije... ¿Por qué? Por lo que eso representa. O sea, usted conoce la composición de un chiste promedio, no? Estudió "Chistes y Jodas 101" en la facultad (vio que cada vez que se quiere nombrar una materia de facultad, se le agrega el 101, a pesar de que acá las materias no tiene esa simbología? Qué cosa rara, che). Un chiste se compone de tres partes: El comienzo, que incluye tres o cuatro hombres de distintas categorías, ya sea por religión, país o cultura. Estos tres hombres ingresan a un recinto, y eso da pie al cuento. Luego viene la parte del medio, donde se narra la historia que envuelve a la gracia en sí; y finalmente, el remate.
Y eso es lo que odio... uno sabe que, cuando le empiezan a contar un chiste, el remate va a tener que venir sí o sí, y a uno le entra a subir la ansiedad porque llegue ese momento así el suplicio se termina. Y claro, como siempre, cuanto más ansía uno algo, mayor es la decepción al llegar dicho algo, porque el chiste nunca va a ser tan bueno como lo esperaba. Entonces ahí está el punto cúlmine. El chiste termina, y yo no sé si reir o llorar... entonces miro al que contó el chiste por 2 segundos y suelto un "Ja ja ja, está bien". Ruego porque eso haya sido todo, pero no... claro que el contador en cuestión vio mi cara de desconcierto y procede al acto post-chiste: La explicación del mismo. ¿Cómo me vas a explicar el chiste, flaco? Si me reí es porque lo entendí, o fingí entenderlo. En cualquier caso, es obvio que la explicación no me importa.
Y aún si no lo hubiera entendido. Ya está, ya me contaste el remate, no voy a poder reirme después de la explicación porque el momento habrá pasado. Aceptalo, sos un fracaso como cuenta-chistes. Pedile laburo a Cherutti que seguro te consigue algo en Mar del Plata. O andá al Show del Chiste en Videomatch o Susana Gimenez(ojo, no vayas a Telefé, ahora es en Canal 9 la cosa).

Ahora, les dejo uno bueno:
Un marido y su mujer estaban de compras, y la mujer dice "Querido, mañana es el cumple de mamá, deberíamos regalarle algo. Ella seguro va a querer algo eléctrico. ¿Qué se te ocurre?", y el marido responde, "Una silla".

En otro orden de cosas, me encargaron escribir una nota sobre DVDs y dos sobre MP3... estoy currando de lo lindo, soy re groso... viva yo...

(*) Sí, me lo afané de Mafalda.

"To me, boxing is like a ballet, except there's no music, no choreography and the dancers hit each other."

3 comentarios:

Marita dijo...

Para, para....

¿¿¿Susana esta en el 9???

Cosme Fulanito dijo...

No, todavía no... parece que cuando Tinelli la llamó para desearle Feliz Navidad, ella le dijo "No me dejes sola acá"...

Marita dijo...

Tinelli esta en el nueve????????

Ah, muy lindo post. No, mentira...