miércoles, diciembre 01, 2004

De cómo rascarse con propiedad.

No hay actividad más placentera para el ser humano que rascarse una comezón. Y reto a cualquier a que me lo niegue. En cuanto sentimos que un brazo empieza a picar, por un lado nos ponemos mal por la molestia que aflige nuestro cuerpo, pero por el otro lado, una sensación de bienestar nos corroe la mente... sabemos lo lindo que se siente rascarse. Y entramos a darle a la uña, pataleando de placer como si estuviéramos acariciándole la espalda a un perro (en este caso es el perro quien patalea, por supuesto). Sin embargo, de repente nos detenemos, y todo por ese maldito mito: "Cuanto más te rasques, más va a tardar en dejar de picarte". Quiero decirles acá, por medio de este hermoso acto, que eso es una vil mentira. Yo, como buen científico, he investigado en las mejores universidades de Rascología y Comezonia del país. He ido a varios simposios interdisciplinarios y he participado de interesantes debates, para llegar a resultados asombrosos. En primer lugar, experimenté con un grano producto de picadura de hormiga. El objeto de investigación "A" no ha sido rociado con ningún producto, ni ha tenido contacto con una uña. Luego de 3 semanas, el susodicho había desaparecido. Procedí a abrir paso a la investigación "B", para lo cual tuve que contar nuevamente con Ernestina, la hormiga. En este caso el grano fue tratado con Caladryl, pero aún sin ser rascado. El mismo desapareció a las 2 semanas, previo aviso mediante telegrama postal en el que rezaba "Me voy a la mierda. STOP. Estoy podrido de que me mojen con esa cagada. STOP. El grano. STOP. REW.".
Procedí, pues, a llevar a cabo la investigación... ¿Cuál seguía? Ah, sí, la "C". Ernestina picó nuevamente y el grano esta vez fue rascado hasta el hartazgo. Pus y sangre fueron la delicia del brazo que, mediante semejante combinación rojiblanca, parecía hincha de Estudiantes de la Plata. A las 2 semanas y media, el grano había desaparecido, y en su lugar había un cartel que decía "Se alquila. Gratis o mejor oferta".
Esto me llevó a concluir que, no importa cuánto te rasques, eventualmente se va a ir. Entonces desmitifico el mito aquél, diciendote, hermano: Si te pica, rascate. Si conseguís quien te rasque, mejor, menos esfuerzo. Si encontrás un tenedor, dale gas. Si sale sangre, ponete curita, esperá unas horas y dale de nuevo, porque nada más placentero, para el que gusta de rascarse, que ver que el granito se ha regenerado y podemos volver a rascar.
Soy Leonard Nimoy y esto ha sido "Desmintiendo mitos". En nuestra próxima edición: "Si mezclas sandía con vino, te agarra un patatus". Siga en sintonía.

"That's the second biggest monkey head I've ever seen!"

4 comentarios:

Anónimo dijo...

de feodoro esculapio:
¿Cuál es el apellido de ernestina?

Cosme Fulanito dijo...

Etchegoyen... por? La conocés?

Anónimo dijo...

some/pablito/portal etc etc etc...
GENIO, DE 10... OMO SIEMPRE ESTA VEZ NINGUNA CARITA DE OJOS .. jejejejeje Y NI SIQUIERA POR CAM!
eeeeeeeen fin, te mando un besooo
LA srtia annonymus, la unica e indiscutible...

Cosme Fulanito dijo...

Gracias Marie!!! (ups, rebelé tu identidad secreta?)