viernes, diciembre 17, 2004

De cómo ser cubierto por la garantía, y cómo no serlo.

No se ría de mí, querido lector. Recuerde que yo tengo pelo corto, por lo tanto, lo que va a leer no tendría sentido aplicado a mi persona. Recuérdelo, tengo pelo corto.
Hoy tuve que llevar una planchita de pelo a arreglar (recuérdelo), de mi cuñada (recuérdelo). La cuestión es que la planchita todavía estaba en garantía, por lo que iba asegurado de que no habría que desembolsar ni un centavo. El resultado de este hecho realmente no tiene importancia (me tuve que meter la garantía en el epa!). Lo que importa es el hecho en sí, el de las garantías en los productos, que es un lindo tema para hablar.
Una ley de Murphy asegura que la funcionalidad de un producto cualquiera se puede medir en tiempo, y es exactamente la duración de su período de garantía + un día. Es un hecho científico y comprobable mediante inducción en los naturales (demasiado Algebra).
Sin embargo, vale la pena a veces revisar bien las garantías, porque éstas pueden tener en cuenta los más intrínsecos métodos de rotura, pero no los más comunes. Así, podemos comprar una licuadora con garantía de completa reparación en caso de que sea azotada por un australiano con raqueta, mientras juega al Tenis con su compañero de nombre Getulio, en el día de la bandera. Pero si se rompe el enchufe, olvidate, la garantía no lo cubre.
"La garantía no lo cubre". Probablemente la frase preferida de las personas del rubro.
Fernando tiene un local de productos electrónicos. Vende, compra, arregla y repara, que es lo mismo pero queda bien si lo digo dos veces. Hace unos años, Fernando hizo un acuerdo con Noblex para funcionar como local oficial para sus productos. Desde entonces, Fernando no duerme tranquilo. Cada día que se levanta para ir a su local, el terror se le apodera... el terror de que ingrese aquél cliente con su multiprocesadora, y le diga "La tengo en garantía". Fernando sabe, entonces, que tendrá que trabajar sin poder cobrarle a esta persona por su trabajo. Sin embargo, se las ingenia. "¿Me trajiste el papelito de la garantía?". El cliente responde que sí. Fernando se lamenta, pero intenta una nueva estrategia. "¿Tenés el ticket de compra?". Esta vez el cliente falla, contesta negativamente al mismo tiempo que a Fernando le brillan los ojos. "Lo siento", dice, "La garantía no lo cubre", y una campanita suena como si fuera Carna en Videomatch, diciendo su nombre y mostrando su sonrisa.
El cliente se retira insatisfecho, Fernando respira. Hasta que llega su próximo cliente.
Y ahora, para terminar, le pregunto a usted, mi muy estimado lector... ¿Alguna vez lo cagó la garantía de algún producto?

Ah, creo que es hora de que le dé crédito a Ana (elegí vos el nombre que quieras) por las frases de Jack Handey que, desde hace un par de días, adornan mis posts...

"When I think of all the arguments Marta and I have had, I realize how silly most of them were. And it makes me wonder why she wanted to argue over such stupid things. I think I'll go ask her."

5 comentarios:

Cosme Fulanito dijo...

Jejejejeje, qué groso... "el problema es su pelo". Es como decir "Compré una heladera y no anda". El problema es su sistema digestivo.
Y ta bien, no te voy a llamar Añolotis... ¿Quedamos en Enriqueta, entonces?

Marita dijo...

Como me amenazaste para que conteste en el blog lo hago... No que tenga mucho para decir... Bueno, si, pero no creo que quieras que los demas se enteren que en realidad la planchita era para esa peluca rubia que guardas en el armario y que te pones todas las noches gritando "Mirenme que linda que soy!"... Asi que mejor no lo digo.

Cosme Fulanito dijo...

Algún día el pueblo se va a dar cuenta que yo soy la próxima Marilyn...

Marita dijo...

La peluca y el disfraz de hada madrina vinieron juntos?

Cosme Fulanito dijo...

No... los accesorios se venden por separado... tengo el catálogo, por si querés verlo en algún momento...