Antes que se convirtiera en el título de uno de los programas de culto de la mitad de la masa Vaporesiana, los "Todo por $2" eran unos locales pequeños, que uno podía encontrar de casualidad en alguna gran avenida, y que se jactaba de hacerle la competencia a sus vecinos, con productos baratos y de rebajado precio.
Hoy en día, cualquier tiene un "Todo por $2", y su nombre ha perdido su sentido por completo. Ahora podemos entrar a un local de estos y encontrar desde una cuchara, hasta una llanta de automovil. Si hacemos caso del nombre del local, entonces bien podríamos acercarnos a la caja con la llanta, entregar un billete de dos pesos, y retirarnos felices por la compra. Sin embargo, por alguna razón, si hacemos esto, la policía estará más que feliz de llevarnos a dar un paseo.
Entonces, ¿Por qué no somos realistas? Si estos locales ya no ofrecen nada por dos mangos, ¿No sería más correcto ponerle un título tipo "Todo por... a ver, cuánto traes?"?
Ahora, si hicieran algo así, yo iría con un billete de $2, se lo mostraría en la cara al que atiende y le diría "En tu carota! Ahora me tenés que dejar todo por $2!".
Otra cosa que me sorprende de estos locales, son los ingeniosos que, en lugar de llamarlo "Todo por $2", le ponen "Todo por $1,99". Señores, el dueño de este local cuenta con un intelecto superior. El día en que decidió abrir su local, contaba con dos opciones para el cartel: Poner el 2 o poner 1,99. Esto es lo que el hombre pensó: "La gente va a ver el 1 bien grande, y pensará que es todo por 1 solo peso. De esta manera, una vez adentro, ya no podrán quejarse, el anuncio lo decía bien claro: 1,99.".
No contó con que la gente, una vez adentro, podría llegar a decir "Pero creí que era todo por 1 solo peso. No traje más plata. Voy a tener que irme, y vivo lejos, así que no creo que vaya a volver nunca más". Un cliente menos.
Lo que sorprende de esta gente es que ponen el 1 bien grande, y el 99 bien pequeño. O sea, lo que acabo de decir no es fantasía, los quías realmente creen eso.
Y esto no lleva más que a pensar en los miles de locales que hacen lo mismo. Venden su productos a precios engañosos. Entonces vemos una televisión por $499. El señor Garbarino, que le puso ese precio al televisor, seguramente pensó "Al menos no lo estoy cobrando $500". Y claro, el cliente satisfecho, se va pensando "Ahora puedo decirle a los muchachos que compré una TV por menos de 500 mangos". Ley de oferta y demanda, señores... nunca falla.
"I wish somebody would invent a fruit that had no seeds, tasted delicious, and would scream when you ate it."
domingo, diciembre 19, 2004
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